Qué beso
Por José Guadalupe Rocha Esparza
Tras los años de horror por la ocupación alemana en la II Guerra Mundial, Françoise Bornet y Jacques Carteaud muestran la alegría de vivir en la capital francesa con un beso que, aunque fuese un beso preparado, quizás es el beso más famoso de la historia, símbolo del París romántico, arte dramático, pasión de pareja, 20 y 23 años, ósculo de florilegio y antología.
La famosa foto instantánea de 1950 en blanco y negro, tomada por Robert Doisneau frente al Ayuntamiento de París por encargo de la revista LIFE, asocia al beso francés, frenesí, romanticismo, emoción o vehemencia sin límites, la expresión del amor tan grande que sienten el uno por el otro, señal química de idoneidad comunicada vía lengua, saliva o aliento.
El beso de ellos no fue solo cuestión de juntar sus bocas, sino humedecer sus labios, girar un poco sus cabezas, cerrar los ojos, dilatar las pupilas; comenzaron de forma suave con la boca cerrada, exploraron con la lengua e intercalaron picos y ósculos más diminutos mordiscos en los labios. Ello provocó sentimientos de apego y excitación. Sus corazones se iluminaron.